La felicidad.

“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.

Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

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LAS LLAVES DE LA FELICIDAD

En una oscura y oculta dimensión del Universo se encontraban reunidos todos los grandes dioses de la antigüedad dispuestos a gastarle una gran broma al ser humano. En realidad, era la broma más importante de la vida sobre la Tierra.

Para llevar a cabo la gran broma, antes que nada, determinaron cuál sería el lugar que a los seres humanos les costaría más llegar. Una vez averiguado, depositarían allí las llaves de la felicidad.

-Las esconderemos en las profundidades de los océanos -decía uno de ellos-.

-Ni hablar -advirtió otro-. El ser humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de encontrarlas sin problema.

-Podríamos esconderlas en el más profundo de los volcanes -dijo otro de los presentes-.

-No -replicó otro-. Igual que sería capaz de dominar las aguas, también sería capaz de dominar el fuego y las montañas.

-¿Y por qué no bajo las rocas más profundas y sólidas de la tierra? -dijo otro-.

-De ninguna manera -replicó un compañero-. No pasarán unos cuantos miles de años que el hombre podrá sondear los subsuelos y extraer todas las piedras y metales preciosos que desee.

-¡Ya lo tengo! -dijo uno que hasta entonces no había dicho nada-. Esconderemos las llaves en las nubes más altas del cielo.

-Tonterías -replicó otro de los presentes-. Todos sabemos que los humanos no tardarán mucho en volar. Al poco tiempo encontrarían las llaves de la Felicidad.

 Un gran silencio se hizo en aquella reunión de dioses. Uno de los que destacaba por ser el más ingenioso, dijo con alegría y solemnidad:

-Esconderemos las llaves de la Felicidad en un lugar en que el hombre, por más que busque, tardará mucho, mucho tiempo de suponer o imaginar…

-¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde? -preguntaban con insistencia y ansiosa curiosidad los que conocían la brillantez y lucidez de aquel dios-.

-El lugar del Universo que el hombre tardará más en mirar y en consecuencia tardará más en encontrar es: en el interior de su corazón.

 Todos estuvieron de acuerdo. Concluyó la reunión de dioses. Las llaves de la Felicidad se esconderían dentro del corazón de cada hombre.

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Atrévete a soñar. Gobierna tu vida

“La vida empieza al final de tu zona de confort. Así que si te estás sintiendo incómodo ahora mismo, que sepas que el cambio que está sucediendo en tu vida es un principio, no un final”
Neale Donald Walsch. Novelista Estadounidense.

Nuestra zona de confort nos da seguridad pero, también nos limita sutilmente. Nos impide, en muchas ocasiones, avanzar y cumplir nuestras metas, desarrollar nuestros sueños.
No te dejes arrastras por la inercia, traspasa los limite. Para crecer hay que tener aspiraciones que pueden ser de muchos tipos: profesionales, artísticas, sociales, religiosas, amorosas, etc.
Lo importante es recordar que nada en este universo es estático.

No renuncies a tomar la iniciativa. Gobierna tu vida.

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Da el primer paso

“Da tu primer paso ahora. No es necesario que veas el camino completo, pero da tu primer paso. El resto irá apareciendo a medida que camines” Martin Luther King (1929 – 1968)

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 No esperes que lleguen las circunstancias ideales, la mejor ocasión para actuar. Es posible que estas no se den nunca y mientras tanto, el tiempo y la vida se van pasando.

 Da ese primer paso.

 Nos ponemos todo tipo de pretextos para no actuar por miedo al fracaso, en muchas ocasiones, cuando lo verdaderamente importante no es tanto la meta, como el propio camino.

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¿Increible?

       ¡Increible!

Un matrimonio bautizó con la palabra “Increíble” a su hijo, porque tenían la certeza que haría increíbles cosas a lo largo de su vida. Lo cierto es que, lejano a aquel mandato familiar, Increíble tuvo una vida equilibrada y tranquila. Se casó y fue fiel a su esposa durante setenta años.

Los amigos le hacían todo tipo de bromas, porque su nombre no coincidía con su estilo de vida.

Justo antes de morir, Increíble le pidió a su esposa que no pusiera su nombre en la lápida, para evitar cualquier tipo de bromas.

Cuando murió, la mujer obedeció el pedido, y puso, humildemente: “Aquí yace un hombre que le fue fiel a su mujer durante setenta años”. Cuando la gente pasaba por ese lugar del cementerio, leían la placa y decían:

“¡Increíble!”

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Dos monjes zen querían cruzar un río, cuando…

 Dos monjes zen iban cruzando un río. Se encontraron con una mujer muy joven y guapa que también quería cruzar, pero tenía miedo. Así que un monje la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.

El otro monje estaba furioso.
No dijo nada pero hervía por dentro.
Eso estaba prohibido.
Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.
Recorrieron varias leguas.
Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:
-Tendré que decírselo al maestro.
Tendré que informar acerca de esto.
Está prohibido.
-¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.
-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros -dijo el que estaba enojado.
El otro monje se rió y luego dijo:

-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando…

“Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos”. (Benavente, Jacinto)

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Jacinto Benavente y Martínez ( 1866 – 1954)  Dramaturgo, premio Nobel de literatura 1922.

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La vida no es esperar a que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia.

Una vez un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo: “Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.”
“¿Por qué le llamas desgracia? – respondió el padre, veremos lo que trae el
tiempo…”

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. “¡Padre, qué suerte! – exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo.”
“¿Por qué le llamas suerte? – repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo.”

En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se enfurecio y lo arrojó al suelo. E muchacho se quebró una pierna.
“Padre, qué desgracia! – exclamó ahora el muchacho – ¡Me he quebrado la pierna!”
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
“¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!”

El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

Confía en que todo lo que pueda suceder, tenga una consecuencia positiva para nuestras vidas.

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Dueños de los silencios, esclavos de las palabras.

“Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.”

Sigmund Freud. (18561939). Médico neurólogo, padre del psicoanálisis.

El joven discípulo de un filósofo sabio llegó a casa de este y le dijo:

— Maestro, un amigo suyo estuvo hablando mal de usted.

— ¡Espera! —Interrumpió el filósofo —. ¿Ya hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a contarme?

— ¿los tres filtros?

— Sí. El primero es de la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

— No; lo oí comentar a unos vecinos.

— Entonces al menos lo habrás hecho pasar por el segundo, que es la bondad. Esto que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

— No, en realidad no. Al contrario…

— ¡Vaya! El último es el de la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te preocupa?

— A decir verdad, no.

— Entonces —dijo el sabio sonriendo—, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario…. olvidémoslo.

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